Pradera jardín
La obra del jardín en La Fuensaviñan (localidad española en Castilla-La Mancha) aún está en proceso.
Es el primer trabajo que tenemos que supervisar (no dirigir) desde la distancia.
La escala es doméstica, un espacio muy ajustado en el que cada centímetro cuenta. La propuesta es generar un jardín al modo pradera. Es un jardín muy jóven aún pero breves resultados muestran la cara más agradecida del material vegetal: la respuesta inmediata a unas buenas condiciones de implantación.

La supervisión de la obra a distancia presenta desafíos únicos pero también brinda oportunidades de aprendizaje y la satisfacción del cliente ante los resultados obtenidos.
Aprendizajes:
Adaptabilidad. Fomentar la resolución creativa de problemas. Tanto nosotras como el cliente encontramos formas innovadoras de abordar los desafíos que surgieron durante el proceso de ejecución.
Mayor involucramiento del cliente. La distancia física puede motivar al cliente a involucrarse más activamente en el proceso, lo que puede generar una mayor satisfacción al ver su visión cobrar vida a pesar de las limitaciones.
Resultados satisfactorios. A pesar de los desafíos, el logro de resultados exitosos refuerza la confianza del cliente en la capacidad del equipo de trabajo y puede generar un sentimiento de satisfacción y orgullo tanto para el cliente como para nosotras.
Desafíos:
Comunicación efectiva. La comunicación clara y constante es fundamental para garantizar que el cliente y el equipo de trabajo estén alineados en cuanto a expectativas, cambios en el diseño y progreso del proyecto.
Supervisión limitada. La imposibilidad de estar físicamente presente en el lugar de trabajo dificulta la supervisión directa del progreso de la obra.
Coordinación logística. Se requiere una planificación cuidadosa y una coordinación eficiente para garantizar que todo se realice según lo programado.